martes, 22 de mayo de 2012

Tú.

Tú, mi confidente de seis cuerdas. Acudes a mí con la voz marcada por las notas de un solo, comprendiendo cada problema y escuchando cada palabra. Sabes acompañar con tu voz la dulce caída de un par de lágrimas por mis mejillas o saciar mi furia con un grito desgarrador que penetra como una aguja el sufrimiento. Encuentro en ti el desahogo y sabes responderme adecuadamente siempre, como si poseyeras alma humana, vida, en tu cuerpo metálico.
Sabes convertir el más rudo movimiento de las manos que tocan tu mástil en la más dulce melodía o en el grito más agresivo, sacar un lamento, una alegría, un recuerdo... Inspirarme a escribir estas palabras o que sólo se me apetezca relajarme. Eres tú mi fiel compañera y mi más grata compañía.


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